roca editorial / novela / rustica
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Estamos ante la última novela del prestigioso escritor inglés Neil Gaiman, ganador de un montón de premios, renombrado sobre todo por el mundo del cómic, por el que se conoce como el creador de series como "Sandman" o "Los libros de la magia" (uno de los muchos precedentes de Harry Potter, sin ir más lejos); pero Gaiman también es prosista, y ha escrito ya unas cuantas novelas y libros de relatos que están a medio camino entre lo terrorífico, lo onírico y lo sobrenatural.
Es uno de esos autores cuyo género es muy a menudo inclasificable (salvo casos evidentes como Stardust), una mezcla de todo, dando como resultado un encanto especial que atrapa y te engulle con cada una de sus lecturas. El libro del cementerio no es una excepción. La novela ha sido premiada con un Hugo este año, además de concederle a Gaiman una Medalla Newbery, el más prestigioso galardón de la literatura juvenil estadounidense. Personalmente, la novela bien lo merece, dando un paseo por muchos elementos del imaginario del género de terror, entre lo fantástico y lo terrorífico, tal es el ambiente que se respira entre sus páginas y las vívidas descripciones.
Si juntáramos El libro de la selva con las historias de fantasmas saldría El libro del cementerio. Como homenaje a la obra de Rudyard Kipling que es, encontramos muchas similitudes con el clásico en conceptos de personajes y de situaciones tales como la adopción y la convivencia en un entorno totalmente ajeno a la naturaleza humana, aunque ambas obras sean sustancialmente distintas. Esta historia nos cuenta la vida de Nadie Owens (Nobody Owens en el original), llamado así por sus progenitores, un niño criado desde bebé en el antiguo cementerio de una ciudad inglesa. La familia del niño fue asesinada hace muchos años cuando él aún dormía en la cuna, por un hombre llamado Jack y del que apenas tenemos información. En la fátidica noche en que ocurrió esto, el bebé fue a parar al viejo cementerio por su propio pie, donde una pareja de fantasmas victorianos (los Owens), se hicieron cargo de él, engañando junto a Silas (el guardián del cementerio) al hombre de negro que asesinó a la familia de Nadie. Pero el tiempo transcurre y los hombres malos no olvidan. Esta es la premisa inicial, y en un principio choca que un libro juvenil tenga un comienzo tan brutal e impactante, dándonos ya un ejemplo del tono de la novela, de muerte y melancolía, incluso macabro, no por nada todo está ambientado en un cementerio poblado por fantasmas y gente fallecida hace tanto tiempo...